jueves, 8 de diciembre de 2011

BRASIL-DEPENDENCIA Ahora Preocupa el estancamiento de Brasil


Preocupa el estancamiento de Brasil

El autor explica cómo el freno del crecimiento brasileño puede afectar a la producción nacional ya que es uno de los pilares de nuestra economía


Los datos oficiales confirmaron ayer lo que todos intuían: la economía brasileña mostró que está en crisis. Según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) el crecimiento de la economía fue nulo en el período julio - setiembre comparado con el trimestre anterior y estuvo apenas un 2% por encima del mismo período de 2010.

Casi todos los indicadores están midiendo rendimientos muy magros respecto del año pasado, en el que la economía de Brasil creció un 7,5%. Indudablemente, el impacto para nuestros vecinos viene de la crisis internacional y de la caída de las ventas al exterior, lo que repercute en su mercado interno.

También influyeron una serie de medidas tomadas por el gobierno de Dilma Rousseff en junio pasado tendientes a frenar la inflación, lo cual también ayudó a un enfriamiento de la economía.

No obstante, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, se mostró optimista sobre el futuro, ya que se han tomado medidas que revierten las anteriores, destinadas a impulsar al mercado interno. Hace pocos días, el gobierno dispuso medidas para bajar el costo de los créditos y redujo la tasa de interés, que ya está en un 11% anual y, seguramente, estará en niveles de un dígito para 2012.

La preocupación en nuestro país se justifica plenamente, pero era previsible. Las exportaciones a nuestro socio comercial fueron de 16.000 millones de dólares hasta noviembre pasado y representan un 20% del total de las ventas al exterior. Además, los analistas recordaron que las exportaciones argentinas, en general, crecieron un 70% en los últimos 5 años, pero las ventas a Brasil aumentaron un 130%.

Estos números muestran claramente lo que se decía acerca de los pilares que sostenían la economía argentina, que eran la soja y Brasil. Pero entre ambos, el país vecino es mucho más importante que el cultivo. 

La producción del grano deja muy poco en materia de mano de obra y las exportaciones dejan buenas ganancias al gobierno en materia de retenciones. En cambio, Brasil, como mercado, es muy grande para un importante grupo de productos argentinos. Si bien los grandes números los hacen los automotores, no hay olvidar la importancia que dicho mercado tiene para producciones locales como el vino, las frutas y hortalizas (especialmente ajo) así como también para las aceitunas.

El menor consumo actual de los brasileños hace que las autoridades del país aprovechen para poner trabas al ingreso de productos que, cuando son perecederos, complican mucho más y hace que los compradores se pongan mucho más duros a la hora acordar precios.

Por ahora, las relaciones políticas entre las presidentas de ambos países son muy buenas y cargadas de buenas intenciones, pero ambas mantienen políticas férreas de defensa de sus mercados internos, lo que lleva a una serie de trabas muy complejas. El principal perjudicado es Argentina, aunque la balanza comercial con los vecinos sea deficitaria en casi 5.000 millones de dólares.

Mientras la soja baja sus precios y el dólar aumenta su valor internacional, el real se va devaluando mientras la moneda argentina se mantiene estancada, cuando el gobierno podría permitirle suaves desplazamientos sin costo fiscal alguno, ya que el mismo mercado haría las correcciones.

Es muy difícil pensar que la soja recupere los niveles de precio de principios de año. La esperanza es que Brasil salga del estancamiento, pero con eso no alcanza. Si Argentina no flexibiliza los ingresos de mercadería desde este país, ellos seguirán endureciendo sus medidas contra los productos argentinos y el panorama será muy complicado en 2012.

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