sábado, 31 de octubre de 2015

La ‘curación silenciosa’ del aceite de oliva


De no cambiarse los hábitos alimenticios, Salas considera que en 50 años aumentará la mortalidad por cáncer y problemas cardiovasculares en España

El aceite de oliva es un guardián silencioso del organismo. Su presencia en una dieta y estilo de vida saludable ayuda a reducir en un 30 por ciento el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular y en un 40 por ciento diabetes. Sin embargo, otros de sus beneficios son más desconocidos, como su capacidad de ayudar en la lucha contra la obesidad, “uno de los principales problemas a los que se enfrenta España”, aclara Jordi Salas, director del Centro Catalán de Nutrición del Instituto de Estudios Catalanes (Ccniec). Una información que presentará en su ponencia en el ciclo Diálogos Saludables que se celebrará este miércoles 4 de noviembre en Bilbao.


Jordi Salas, presidente de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (Fesnad).
Con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en mente, Salas recuerda que entre el 23 y 24 por ciento de la población española mayor de 18 años cuenta con sobrepeso. Los resultados, aunque están en un rango similar al de otros países europeos como Francia o Italia, preocupan cuando se observan las tasas infantiles. “España está entre los países con el mayor porcentaje de obesidad infantil, lo que demuestra que el problema se está trasladando a las próximas generaciones”, explica.

El catedrático de Nutrición y Bramatología de la Universidad de Rovira i Virgili considera que el incremento en el número de casos de sobrepeso y obesidad está siendo promovido por un aumento en el consumo de grasas saturadas. “Hay evidencias que un consumo de energía en forma de grasas saturadas superior al 10 o 15 por ciento genera un aumento de peso e incrementan el riesgo de padecer algún tipo de enfermedad cardiovascular”, agrega.

En este sentido, destaca los beneficios del aceite de oliva virgen extra, al ser una grasa monoinsaturada con antioxidantes que permiten una mayor regulación del organismo. “Sin embargo, hay que ser conscientes de que el consumo per sé de aceite de oliva no es la solución, sino que debe estar acompañado de una dieta saludable, así como con un estilo de vida poco sedentario”, precisa Salas.

Una fórmula que, de aplicarse bien, daría resultados en un plazo de uno o dos meses, cuando “se empieza a percibir una reducción en el nivel del colesterol, pero sus mejores beneficios, aunque imperceptibles a simple vista, se agudizan de permanecer un consumo prolongado en el tiempo”, aclara el ponente del Ciclo Diálogos Saludables (de entrada gratuita).

A pesar de que asegura que la dosis idónea de aceite de oliva depende de la dieta que se consuma, la media rondaría los 50 gramos diarios o lo que equivale a cinco cucharadas soperas. “No existe una margen para determinar una dosis máxima a consumir, pero hay que ser prudente y evitar el abuso en el consumo de grasas, ya que cualquier ingesta superior al 40 por ciento de la energía consumida es dañina para el cuerpo”, indica el director de Ccniec.

Impulso necesario
“Los efectos positivos del aceite de oliva extra virgen son conocidos en el país, aunque a veces parece que no nos creemos lo que tenemos en nuestro país”, asegura Salas. En este sentido, recuerda que cuando se presentó el estudio Predimed se registró un mayor impacto en Estados Unidos y otros países que en España. Una tendencia que cree que podría cambiar si se apuesta por una estrategia multinivel que “sea capaz de llegar a toda la población, pero especialmente a los colegios, comedores, restauración y padres a través de campañas de promoción y sensibilización”.

De no cambiarse los hábitos alimenticios, Salas prevé que la población española de los próximos 50 años será más obesa, así como con unos mayores niveles de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cáncer. “Es muy probable que, de seguir así, hayan muchos países que nos superen en esperanza de vida”, sentencia.

Cómo actúa el aceite de oliva contra el colesterol?



¿Cómo el aceite de oliva puede ayudar a controlar el colesterol, aumentando elcolesterol bueno (HDL) y reduciendo el colesterol malo (LDL)? Vamos a trtar de explicarlo de modo práctico y ameno, pero ante todo debemos saber algo esencial, y es que no vale cualquier aceite de oliva, ya que el milagro tiene mucho que ver con la cantidad de ácido oleico y polifenoles (antioxidantes naturales) presentes en el aceite, y eso depende de algunos factores como la variedad de aceituna o su grado de maduración, determinantes para obtener un aceite de oliva virgen extra de la máxima calidad que nos ayude a combatir de forma eficiente el colesterol. Esta información es facilitada por Directo del Olivar, y aquí se lo agradecemos.
Y claro, nos surge una pregunta previa:¿por qué nos sube el colesterol? Por herencia familiar, muchas personas ya tienen una predisposición genética a tener el colesterol alto, síndrome conocido como hipercolesterolemia, debido a un funcionamiento inadecuado del gen que se encarga de la eliminación del colesterol de la sangre. Sin embargo, actualmente el factor determinante que causa un mayor incremento de los niveles de colesterol, es la inactividad física combinada con una mala alimentación, principalmente por la ingesta excesiva de grasas saturadas presentes en los productos lácteos, en las carnes y sus derivados, y en los aceites vegetales de origen tropical como el coco o la palma, ampliamente utilizados en la elaboración de comida precocinada y en los alimentos industriales, tan consumidos actualmente por la población juvenil e infantil (repostería, bollería, etc).
Luego hay que entender que existen dos tipos de colesterol, uno bueno y otro malo, como se les conoce coloquialmente. Por regla general, tendemos a identificar el colesterol como aquello que nos obstruye las arterias y contribuye a un deterioro de nuestro organismo, de forma muy perjudicial. Todos conocemos casos en los que el colesterol ha sido capaz de causar bloqueos tales que han derivado en ataques al corazón o al cerebro. Sin embargo, existe otra variante del colesterol llamado “colesterol bueno” o HDL. Este colesterol ayuda a eliminar la grasa y el colesterol “malo” (LDL) que tiende a acumularse en las paredes arteriales, contribuyendo a reconducirlo al hígado para que nuestro organismo lo elimine. Por tanto, el riesgo de obstrucción de las arterias se reduce, así como el índice de bloqueo y de posibles ataques.
Pues bien, numerosos estudios confirman que el aceite de oliva virgen extra (#aove)potencia los efectos del colesterol bueno, facilitando el transporte del colesterol malo a través de la sangre como si fuese un lubricante, debido a los beneficios que aporta su alto contenido en ácido oleico, que es una grasa monoinsaturada del tipo omega-9, totalmente indispensable para la vida humana. Las variedades más conocidas con un mayor contenido en ácido oleico son la picual y la cornicabra (75,8%), y las que menos, la picudo (62,7%) y la arbequina (63,3%). En la práctica, el mayor o menor contenido en ácido oleico se puede apreciar fácilmente nada más catar un aceite de oliva, ya que por regla general, los aceites con una menor concentración en ácido oleico son más fluídos y tienen una estructura más ligera en boca.
Por otro lado, existen estudios científicos que han demostrado que el aceite de oliva virgen extra ayuda a la absorción del colesterol malo, debido a su alto contenido en polifenoles como la oleouropeína, que contribuye determinantemente a la oxidación del LDL. La oleuropeína está presente de forma importante en las hojas del olivo y en la pulpa de la aceituna, y es el responsable del intenso sabor amargo de estas. Como curiosidad, seguramente que ha probado a comerse alguna vez una aceituna directamente del árbol… ahora ya sabes porqué se le saltaron dos lagrimones y no pudo...
Como ya hemos comentado, el aceite de coco o el aceite de palma se utilizan frecuentemente para elaborar productos tan habituales en nuestros días como la bollería o la repostería industrial. Sin embargo, estos aceites de origen tropical son refinados mediante un proceso químico, y además contienen mayores niveles de grasas saturadas que contribuyen a elevar el colesterol. Otros aceites vegetales y también refinados como el aceite de girasol o el de maiz, aunque estén enriquecidos de forma artificial con ácido oleico, pueden contribuir a descender el colesterol malo, pero también descienden el colesterol bueno, por lo que no son tan efectivos como el aceite de oliva virgen extra, el único aceite vegetal no refinado (es puro zumo). Por tanto, si reemplazamos otro tipo de grasas por aceite de oliva virgen extra crudo, que es como mejor mantiene sus propiedades, conseguiremos un efecto reductor del colesterol malo, aumentando a su vez el colesterol bueno, y estaremos mucho más prevenidos ante cualquier tipo de agente que pueda causar un bloqueo en nuestras arterias.
Como en todo, siempre hay un bueno y un malo, ¿no?

¿Qué son las economías regionales?

Se suele agrupar a una serie de actividades económicas bajo esta categoría amplia y poco precisa. ¿Qué hay detrás de esta etiqueta? ¿Cuánto inciden sobre ellas las retenciones, que los principales candidatos prometen revisar?
Se suele hablar en términos generales de las “economías regionales” como un conjunto de sectores económicos que funcionan de manera similar y sufren los mismos problemas (ver ejemplos acáacá y acá). ¿Qué hay detrás del título y cuánto sentido tiene agruparlas?
Si bien el de “economías regionales” es un término que se usa hace bastante, no existe una definición exacta. Suele referirse a lasproducciones agrícolas y agroindustriales de las zonas extrapampeanas. Entre las principales están: los cítricos, las manzanas, las peras, las uvas, las aceitunas, el azúcar, el tabaco, la yerba, la miel y el algodón. Sin embargo, al no ser una diferenciación científica sino más bien práctica, no hay estudios ni estadísticas oficiales que unan a estos sectores, por lo que ver su evolución en el tiempo es casi imposible.
Raúl Robin, titular de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), explica que el término “economías regionales” nació para diferenciar a los pequeños productores a lo largo de todo el país que producen cultivos no tradicionales de aquellos que tienen grandes extensiones en la zonas pampeanas que generalmente producen soja, trigo o maíz.
Uno de los análisis que existe es de la consultora Ecolatina. Según indica, este tipo de producción representa el 5% de las exportaciones totales, mientras que en términos de retenciones fiscales aportan sólo el 2 por ciento. Generalmente, este tipo de cultivos son intensivos en el uso de mano de obra.
Se pone en la misma categoría a producciones que son muy diferentes,por ejemplo la vitivinicultura mendocina, la yerba mate en Misiones, las peras en Río Negro y la caña de azúcar en Jujuy. Son realidades muy distintas que muchas veces se agrupan sólo porque no hacen parte de los cultivos de la zona pampeana, pero no porque estén relacionados entre sí.No comparten estructuras de costos, formatos de comercialización, mercados de destino y a veces ni siquiera distancia a centros de consumo o procesamiento”, afirmó Iván Ordóñez, especialista en agronegocios y coautor junto con Sebastián Senesi del libro “Campo, el sueño de una Argentina verde y competitiva”.
Sí existen algunos puntos en común, de acuerdo con los especialistas, en cuanto a los problemas que enfrentan, como el aumento de costos internos, especialmente logística y transporte, y la caída de los precios internacionales. Las diferencias más importantes empiezan cuando se trata de encontrar soluciones.

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¿Qué son las economías regionales?

Según Robin, la crisis del sector se manifiesta por un problema de competitividad que mezcla la inflación interna con el atraso cambiario, aunque desconfía de lo que se podría lograr con una devaluación: “En 2013 ya hubo una gran devaluación y no solucionó nada”.
Ariel García, geógrafo e investigador del Centro de Estudios Urbanos y Rurales del Conicet, explicó que una modificación cambiaria “no va a resolver nada”, ya que el problema está relacionado con la distribución de la riqueza dentro del circuito productivo y no con la rentabilidad. “No podemos incidir en los precios internacionales, pero sí cambiar la relación que tienen los pequeños productores con la agroindustria y los comercializadores”, agregó García.
Para Ordóñez, por otro lado, se trata en gran parte de problemas estructurales de competitividad, regulación estatal, cadenas comerciales globales y logística, más que de una cuestión cambiaria.
Otra de las discusiones se centra en las retenciones. La mayoría de los candidatos hablaron sobre el tema (Daniel ScioliMauricio Macri y Sergio Massa). Sin embargo, hoy las retenciones a estas economías son de alrededor del 5% sobre lo que se exporta, por lo que los economistas consultados coinciden en que la quita de este impuesto no sería significativo para el sector.