jueves, 13 de septiembre de 2012

CRISIS - PERDIDA DE EMPLEO


Se perdieron más de seis mil empleos en el sector olivícola

El aumento de costos y la pérdida de competitividad golpean con particular dureza a los productores y empresas. Señales de alarma en la vitivinicultura y las frutas.





Un informe de la CAME destaca el elevado grado de participación de las economías regionales en la generación de mano de obra. El escrito muestra, además, cómo la crisis económica afecta las rentabilidades y corren riesgos los puestos de trabajo.

Esta es una de las consecuencias más temidas por los protagonistas de estas economías pero la baja en la mano de obra es algo que ya está ocurriendo en algunos casos. En el sector olivícola, por ejemplo, se perdió el 30% del recurso humano que existía hasta 2011, mientras que en vitivinicultura se prevé un futuro similar si se mantiene el mismo marco actual.

En general, las economías regionales no están pasando por un buen momento y comienzan a notarse las consecuencias económicas y sociales. La inflación, los costos elevados de producción, el tipo de cambio atrasado y el marco impositivo, entre otros factores, generan presión y pérdida de rentabilidad por parte de los productores agroindustriales. 

Un informe elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), destaca que toda la zona agropecuaria extra pampeana genera trabajo para 887.179 personas. A su vez, señala que el 57,5% de las explotaciones agropecuarias del país está en dificultades económicas.

“El principal problema es la ampliación de la brecha entre los costos internos (combustible, logística, y política salarial, entre otros) y el tipo de cambio vigente para el productor-exportador, donde los precios de venta claramente no están cubriendo los costos de producción”, expresa la CAME.

Otro dato a tener en cuenta es que los sectores productivos primarios que más competitividad vienen perdiendo son aquellos que exportan y emplean mano de obra intensiva. 

Según el informe, las actividades con mayores problemas son la olivicultura, la vitivinicultura, la citricultura, las frutas de pepitas, los de carozo y finas, arándanos y berries, horticultura, industria yerbatera, azucarera y apícola, entre otras.

En el informe, se observa que el sector vitivinícola genera 22 mil explotaciones anuales y trabajo para 97.655 personas (a nivel país) en forma directa. Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina, aclaró que la actividad ofrece, también, empleo para otras 400 mil personas de manera indirecta.

La olivicultura argentina, realiza 5.300 explotaciones por año y brinda empleo a 18.727 personas. De aquí surge la caída del 30% en empleo. Rodolfo Vargas Arizu, dueño de la empresa olivícola Tierras Altas y referente de la olivicultura nacional, fue quien reveló este dato, asegurando que hasta la temporada 2011 se contrataba a casi 25 mil trabajadores. 
Por su parte, los frutales de pepita y carozo, importantes para la economía de Mendoza, logran 4.000 explotaciones en todo el país y le dan trabajo a 38.398 personas. 

En concordancia con estos números y haciendo una comparativa con la actividad agrícola más fuerte del país, la CAME destacó que mientras la soja pampeana genera un promedio de 0,5 jornal por hectárea, las producciones regionales generan hasta 140 jornales por hectárea.
Además, la Confederación aclaró que no hay que restarle importancia económica a la agroindustria extra pampeana, dado el año pasado estos sectores en su conjunto exportaron 8 mil millones de dólares.

La crisis y la buscada solución

Al considerar los factores económicos que golpean a las economías regionales y amenazan su mano de obra, Adolfo Trípodi, presidente de la Federación Económica de Mendoza, hizo algunas consideraciones del camino que se debería tomar para aliviar la tensión.

“Habría que eliminar las retenciones a la exportación y crear un programa de estímulo y reintegro a los productores”, opinó.

Durante esta semana, la FEM y la CAME mantuvieron reuniones con el ministro de Agricultura de la Nación, Norberto Yahuar, en busca de soluciones a la crisis que afecta a las economías regionales. 

Otra propuesta que surgió de esos encuentros, es la reducción de aportes sobre el sueldo que las empresas deben hacer sobre el salario de los empleados, sin tocar lo que percibe el trabajador. Esta idea se aplicaría para las regiones del Noreste y Noroeste argentino, pero por el momento no pasa de ser una propuesta para analizar.

“El ministro dijo entender la situación y aseguró que trabajará para garantizar la rentabilidad de los diferentes sectores”, contó Trípodi quien se mostró satisfecho por el acercamiento del Gobierno Nacional, pero lamentó que “aun no haya ideas claras de qué se puede hacer”. 

Vitivinicultura y olivicultura

En un análisis del riesgo que corre la mano de obra vitivinícola, Juan Carlos Pina observó que la industria tiene altos costos y poca competitividad. “El 65% del costo de trabajar un kilo de uva, se lo lleva la mano de obra”, indicó. El profesional entiende así que la propuesta de reducir los aportes extra salariales daría buenos resultados para todo el territorio argentino. 
En un balance más general, Pina explicó que el sector vitivinícola se encuentra en la situación opuesta a la industria de la soja. 

“La soja tiene un precio internacional muy alto y bajo valor agregado, es decir, menos costos. Los productores de vino fraccionado, en cambio, se enfrentan a un mercado internacional con mucha competencia y el costo del valor agregado es muy alto”, indicó.

Por esta situación, insistió Pina en que hay que buscar soluciones rápidas antes de que se baje mano de obra y el problemas además de económico sea social. 

En tanto, Rodolfo Vargas Arizu, además de remarcar que ya se perdió un 30% de la mano de obra en la industria olivícola, comentó que tanto los aceites como las aceitunas enfrentan serios problemas de rentabilidad en la actualidad. 

“Se han perdido muchos mercados. Nuestro principal destino es Brasil y los conflictos bilaterales han provocado que casi lo hayamos perdido en su totalidad”, reconoció el experto. 
“Los productores de aceituna pueden recuperarse más fácilmente pero los aceites envasados no tienen una recuperación accesible en el corto plazo. Son los que más han perdido frente a los competidores”, agregó Vargas Arizu.

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