miércoles, 18 de mayo de 2011

Fertirrigación del olivo



Fertirrigación del olivo 
El olivo parece ser oriundo de la zona oriental del Mediterráneo, donde ya se 
cultivaba hace 5500 años. A la península ibérica llega con los fenicios hace 
unos 3000 años. Esta especie está perfectamente adaptada al clima de la 
zona, por lo que durante miles de años se cultivó en condiciones de secano. 
Esta adaptación se debe a que el árbol tiene la capacidad de explorar grandes 
volúmenes de suelo, ya que sus raíces pueden penetrar a una profundidad de 
decenas de metros en el suelo y tienen un desarrollo horizontal que sobrepasa 
en mucho la proyección de la copa. Además las hojas cuentan con 
mecanismos anatómicos y fisiológicos que reducen la pérdida de agua por 
transpiración. Estas son pequeñas, coriáceas y tienen pocos estomas que 
están dispuestos en ligeras depresiones en el envés de las hojas, donde 
existen también unos pelos que crean un microclima más húmedo que el aire 
que las circunda. A pesar de estas características, cuando el olivo padece de 
un estrés hídrico los frutos no se desarrollan y el agua se traslada de éstos a 
otras partes de la planta, por lo que las aceitunas se arrugan y quedan 
pequeñas. 
Se ha demostrado que puede obtenerse una rentabilidad mucho mayor del 
olivar y reducir la vecería por medio de una fertirrigación bien manejada. Hay 
que tener en cuenta que con la introducción de la fertirrigación cambian por 
completo las características del cultivo y sus exigencias. Se puede decir que 
estamos ante un cultivo muy diferente. Toda la técnica del cultivo se debe 
adaptar: los marcos de plantación, la poda, las técnicas de cosecha, el 
abonado, etc. 
Abonado del olivar en fertirriego                                                                                                  
Uno de los principios fundamentales en riego por goteo es aplicar 
continuamente con el riego una solución nutritiva que aporte al árbol los 
nutrientes necesarios al ritmo que éste pueda aprovecharlos. Se debe tener en 
cuenta que los nutrientes en el bulbo mojado por el riego están sometidos a un 
continuo lavado, lo que conduce a un rápido empobrecimiento de la zona 
radicular en caso que no se aporten estos nutrientes continuamente. No se 
trata de aplicar más abono, sino de repartirlo en tantas aplicaciones como 
riegos. Esto nos conducirá a un aprovechamiento máximo del abono. 
El incremento en la eficiencia de la fertilización en fertirriego se debe, además, 
a que el abono se localiza donde se encuentran las raíces activas, el abonado 
se puede adecuar a cada etapa fenológica y se aumenta la disponibilidad de 
los nutrientes. Esto se nota sobre todo con elementos como el fósforo que una 
vez en el suelo pierden rápidamente su disponibilidad por lo que es una ventaja 
aplicarlo continuamente en su forma más disponible. Las necesidades nutritivas del olivar 
El principio que debe guiarnos en la fertirrigación es aportar a la planta los 
nutrientes necesarios, al ritmo que pueda aprovecharlos. Nadie tiene la fórmula 
mágica que nos calcule esto con exactitud, pero cuanto más nos acerquemos a 
este objetivo la fertilización será más eficiente y protegeremos mejor el 
medioambiente.  
El nitrógeno forma parte de muchos de los compuestos del olivar, siendo 
fundamental en todos los procesos de crecimiento y de fotosíntesis. La 
carencia de este elemento provoca una vegetación pobre, presentando las 
hojas una palidez uniforme. El exceso causa un desarrollo vegetativo 
exagerado, un retraso en la maduración y los árboles se muestran más 
sensibles a heladas, plagas y enfermedades. Pueden además presentarse 
desórdenes fisiológicos que afecten negativamente a la calidad del fruto. 
El fósforo es un componente importante del ADN y el ARN, participa en los 
procesos que requieren energía, forma parte de los fosfolípidos de las 
membranas celulares y tiene mucha importancia para la formación de raíces, la 
floración y el cuajado. Los síntomas de carencia son hojas muy pequeñas de 
color oscuro que se caen prematuramente y crecimiento reducido de los tallos.  
El potasio participa en numerosos procesos de suma importancia; actúa como 
agente regulador en la apertura y cierre de estomas y en el transporte de iones 
orgánicos e inorgánicos dentro de la planta; favorece la producción, la calidad y 
el tamaño de la aceituna, acelerando su madurez. El potasio es el elemento 
que presenta más problemas de carencia en las plantaciones españolas. Una 
de las causas es la aplicación de nitrógeno en tal forma que no se compensa 
con otros nutrientes. Esto crea una serie de desequilibrios nutricionales. En 
árboles con deficiencia de potasio las puntas de las hojas toman un color 
amarillento o rojizo. Cuando la carencia es grave se manifiesta mostrando 
necrosis de las puntas y los márgenes de las hojas, cayendo éstas más tarde. 
También se puede observar una reducción de crecimiento nuevo, de la 
floración y del fruto. 
El calcio es indispensable para el desarrollo y la funcionalidad de las raíces, 
aumenta la resistencia a enfermedades y condiciones adversas, favorece la 
calidad de los frutos, participa en el proceso de fotosíntesis y otras actividades 
enzimáticas. Los árboles deficientes en calcio detienen su desarrollo, sus hojas 
amarillean a partir de las puntas, quedándose pequeñas y estrechas. 
El magnesio es un componente de la clorofila y participa en la actividad de 
varias enzimas. Los olivos afectados por esta carencia presentan un aspecto 
clorótico y crecimiento deprimido, sobre todo en otoño.  


De los microelementos zinc, hierro, manganeso, cobre, molibdeno y boro, el 
olivo suele presentar carencias de hierro, boro y zinc, dependiendo de las 
condiciones de cultivo.  
La carencia de hierro es frecuente en suelos calcáreos con pH alto. Los 
árboles muestran una clorosis férrica típica en las hojas jóvenes y poco 
desarrollo de los brotes. En árboles afectados por esta carencia se encuentra 
un porcentaje muy bajo de cuajado por lo que la producción disminuye. Las 
aceitunas adquieren tonos amarillentos y no llegan a alcanzar un tamaño 
adecuado. En casos graves los árboles pueden dejar de producir, haciéndose 
imposible su rejuvenecimiento. 
El boro tiene mucha importancia en los procesos de polinización, fecundación 
y cuajado del olivo. También participa en la síntesis de las grasas. Las hojas de 
los árboles con carencia de boro muestran clorosis que comienza desde la 
punta de las hojas y se desarrolla a necrosis. Cuando la carencia es muy 
acusada los síntomas pueden aparecer sobre ramas jóvenes, llegando a 
afectar a la producción hasta anularla por completo. A veces aparecen brotes 
conocidos como “escoba de bruja” y malformaciones de los frutos. En la época 
de floración es cuando las exigencias de boro son más altas, por lo que a 
veces son necesarias aplicaciones foliares de este elemento antes de la 
floración. Las aplicaciones de boro deben hacerse con mucho cuidado porque 
puede ser tóxico en concentraciones relativamente bajas, sobre todo para 
plantas jóvenes. La forma más segura de suministrar el boro cuando se cuenta 
con un equipo de riego por goteo es por medio del riego. 
El olivo es moderadamente tolerante a la salinidad, por lo que se puede 
cultivar en condiciones en las que no prosperarían otros cultivos leñosos.  
Cuando se considera la posibilidad de plantar olivos en condiciones de 
salinidad es necesario tener en cuenta que hay variedades y patrones que son 
más resistentes a la salinidad que otros. Además será necesario llevar a cabo 
un seguimiento de la acumulación de sales en la solución del suelo y en la 
planta para tomar a tiempo las medidas necesarias, como por ejemplo riegos 
con un exceso de agua para evitar la acumulación de sales en el bulbo mojado. 
Los síntomas característicos que presenta el olivo afectado por la salinidad son 
disminución del crecimiento de los brotes y el acortamiento de los entrenudos, 
la reducción del tamaño de las hojas y frutos y alteraciones fisiológicas que 
finalmente conducen a una reducción en la producción. Análisis foliar 
La mejor manera de hacer un seguimiento del estado nutritivo del olivar es 
realizar anualmente análisis foliares en el mes de julio, a partir del tercer año. 
Es importante elegir las hojas que se muestrean con sumo cuidado y de 
acuerdo a los estándares definidos para que la muestra sea representativa. Se 
eligen las hojas centrales de los brotes de primavera que no tengan frutos. Las 
hojas deben estar sanas y ser representativas. La parcela tiene que ser 
homogénea y no se deben mezclar hojas de variedades distintas. Se tomarán 4 
hojas con pecíolo por árbol, una de cada orientación, a la altura de los ojos. Se 
muestrean en cada parcela 30-40 árboles representativos de la parcela 
elegidos al azar, cada muestra contendrá 120-160 hojas. No se deben mezclar 
hojas que muestran algún síntoma de carencia con hojas normales. Los 
árboles con signos de carencia deben muestrearse por separado. Las hojas 
deben guardarse en un lugar fresco, en bolsas de papel perfectamente 
identificadas, y enviarse lo antes posible al laboratorio. Si es necesario 
guardarlas de un día para el otro las hojas se deben conservar en la nevera.  
En la interpretación de los análisis debe actuarse con cuidado, con 
conocimiento de la plantación, de su situación actual y de su historial, 
preferentemente con la ayuda de un profesional con experiencia de campo y de 
interpretación de análisis foliares. Además de los valores que encontraremos 
en la literatura (que pueden ser bastante distintos de un autor a otro) hay que 
tener en cuenta muchos factores como la carga de los árboles, el estado 
fisiológico de la plantación y su edad, el desarrollo de los árboles, la salinidad 
de la solución del suelo, aplicaciones foliares, etc. 
Presentamos a continuación una tabla orientativa de niveles adecuados de 
nutrientes en hojas de olivo tomadas en julio. No se incluye el nivel de hierro 
puesto que el análisis foliar de este elemento no es válido en muchos casos. 




Elemento        Nivel adecuado*
N (%)           1.7 - 2.1 
P (%)            0.1 - 0.2 
K (%)          0.8 - 1.3 
Ca (%)         2.0 - 2.6 
Mg (%)        0.25 - 0.30 
Mn (ppm)     30 - 50 
Cu (ppm)       7 - 20 
Zn (ppm)       15 - 50 
B (ppm)        20 - 50


* Elaborado a partir de datos recopilados de varios autores. 


Tabla 3 - Nivel adecuado de nutrientes en hojas centrales de brotes de 
primavera, tomadas en el mes de julio. Programación de abonado del olivar 
Parte de los nutrientes que necesita el olivar son aportados por el suelo y por el 
agua, el resto se debe aportar con el abonado. Cuando programamos el 
abonado debemos tener en cuenta la edad de la plantación, el marco de 
plantación y la superficie cubierta, la carga de los árboles, los resultados de los 
análisis foliares y las características del suelo y del agua. En cuánto al suelo es 
importante conocer su textura y aquellos parámetros que pueden dificultar la 
disponibilidad de algunos nutrientes. En cuánto al agua son importantes su 
contenido de nutrientes, su salinidad y su contenido en bicarbonatos  Por estas 
razones es difícil dar recomendaciones generales. Tanto el programa de 
abonado como el tipo de producto se deben ajustar a cada plantación. 
Según Ferreira y sus colaboradores las extracciones de nutrientes de un olivar 
por tonelada de cosecha son 15 kg de N, 4 kg de P2O5 y 25 kg de K2O (Ferreira 
y col., 1986; Olea 17:141-152). O sea que para una producción de 8 toneladas 
por hectárea el olivar extraería 120 kg/ha de N, 32 kg/ha de P2O5 y 200 kg/ha 
de K2O. Para un programa específico se deben tener en cuenta los factores 
antes mencionados y la eficiencia del abonado con cada uno de los nutrientes 
en las condiciones de la parcela. 
Como regla general podemos tener en cuenta que una plantación con una 
buena carga, que cubre el 50% del terreno y en la que los análisis foliares 
muestran niveles adecuados de todos los elementos habría que hacer una 
aportación anual de 120-140 kg/ha de nitrógeno, 50-60 kg/ha de P2O5 y 160-
180 kg/ha de K2O. La forma más sencilla, segura y cómoda de hacerlo es con 
abonos líquidos que se adaptarán lo mejor posible a las necesidades de la 
plantación en cada momento. En la siguiente tabla se presenta un ejemplo 
orientativo de programa de abonado para una plantación adulta con abonos 
líquidos de GAT:  


ver nota completa en la siguiente direccion:
http://www.gatfertiliquidos.com/fertirrigacion_olivo.pdf







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