lunes, 22 de agosto de 2011


Desechos olivícolas sin impacto ambiental




Un equipo formado por investigadores de la UNSJ y del INTA está trabajando en encontrar la forma de quitar la toxicidad al residuo de la elaboración de aceite de oliva y a partir de allí, obtener dos subproductos: por un lado, enzimas para la industria química y por el otro, un eficaz mejorador de suelos. 

Para una provincia como San Juan, que sólo en el año 2010 produjo 40.000 toneladas de alpeorujo (residuo de la fabricación del aceite de oliva), encontrar la manera de utilizarlo y obtener de ello un beneficio comercial, es darle una vuelta de tuerca más a una industria que ya de por sí es exitosa. Si a éste se le suma que el alpeorujo, tal cual resulta luego de obtener el aceite, es altamente fitotóxico y desecharlo siempre fue un problema para las aceiteras, el círculo cierra perfectamente. 

Eliminar el alpeorujo es un verdadero dolor de cabeza para las fábricas de aceite de oliva. Los restos de piel, carozo y pulpa de aceituna se convierten en una pasta espesa y maloliente, llamada de manera indistinta, alpeorujo o alperujo. A diferencia de otros, que pueden ser usados como abono, el alpeorujo tiene gran cantidad de fenoles, que si se arrojan al suelo causan problemas ambientales. Para tener una idea de la magnitud del problema, alcanza con decir que se estima que en los próximos años y según la capacidad de molienda de aceituna instalada en San Juan, la generación de alpeorujo podría ascender de las 40.000 toneladas de 2010 a unas 100.000 toneladas anuales. 

Recién salido de la fábrica, el alpeorujo no tiene ningún valor comercial, por lo que hasta ahora los productores siempre lo eliminaron de manera muy inadecuada; por ejemplo, colocándolo en piletas a cielo abierto, lo que genera contaminación de la napa freática y proliferación de insectos. En el Instituto de Biotecnología de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ pensaron una forma de quitar la toxicidad al alpeorujo, llamada fermentación en estado sólido, que permite detoxificarlo y obtener un compost muy apto para la mejora de suelos. Pero la fermentación sólida también permite obtener otro importante subproducto del alpeorujo: enzimas listas para usar en la industria química, como clarificantes de jugos y vinos.

El proceso es relativamente simple. Luego de la recolección de alpeorujos, se combina con otros residuos agroindustriales y se lo deja reposar. De la parte líquida de la pasta se separan las enzimas y el sólido se prepara como compost para suelos. Los resultados, si bien son preliminares, permiten adelantar un horizonte promisorio: en el predio del INTA en Pocito, ya se utiliza el compost obtenido del alpeorujo para remediación de suelos. 


Fuente: Diario de Cuyo

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