domingo, 11 de septiembre de 2011

Juan Chiappinotto muy preocupado por el escenario internacional y sus posibles consecuencias.


Entrevista a Juan Chiappinotto

El representante de la Asociación Productores y Exportadores de Ajos aseguró que necesitan reglas claras para poder seguir exportando. Además se mostró muy preocupado por el escenario internacional y sus posibles consecuencias.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Entrevista a Juan Chiappinotto
"Para seguir trabajando, necesitamos condiciones que nos permitan tener una rentabilidad razonable”
En las últimas semanas vienen sucediéndose reuniones entre referentes de distintas actividades que conforman el amplio abanico de lad economías regionales. El tema  central de análisis (junto con los problemas de competitividad propios de la economía argentina) es el impacto que podría tener -para las producciones locales - un reverdecer de la crisis en los países centrales.

Dirigentes de las organizaciones empresariales de la fruta fresca e industrializada; de la olivicultura y del sector hortícola, se reunieron esta semana en Mendoza para evaluar este nuevo escenario. Fincas estuvo allí, sobre el final del encuentro, y dialogó con el Dr. Juan Chiappinnotto, de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos.

- ¿Cuáles son los temas que están en centro del análisis de los sectores productivos? 
El núcleo de la preocupación es el mismo que tuvimos durante la crisis internacional de 2008. Ahora -con aquella situación internacional sin resolver todavía - porque no fueron resueltos los problemas de fondo- se plantea un escenario más preocupante.

 -¿Con qué situación interna los encuentra, hoy, este eventual escenario internacional adverso?  Los factores internos que afectan nuestra competitividad en los mercados internacionales son varios. Aumentaron en dólares los costos de todos los insumos (agroquímicos; combustibles -cuando no escasean-), la conflictividad laboral, (para hablar en criollo “la industria del juicio”). 

Y a esto se suma el esquema de tarifas energéticas, que termina castigando al que más consume, aunque ese mayor consumo no sea suntuario, sino necesario para producir (sobre todo, en medio de la emergencia hídrica, que acota la disponibilidad de agua superficial en Mendoza). Así, con nuestros mayores costos, en mercados internacionales estables o en baja; con perspectivas de una contracción de la demanda, en especial en Brasil (un mercado del que nuestras exportaciones son cada vez más dependientes) nuestro futuro es realmente incierto. 

-¿En qué medida impactan las retenciones a las exportaciones?
Las retenciones fueron pensadas para los productos de la Pampa Húmeda, que no tienen mayor valor agregado ni emplean mano de obra en la medida que lo hacen nuestras producciones. Nosotros pagamos retenciones sobre la factura final, que no comprende sólo la materia prima, sino también el salario; el acondicionamiento o la transformación del producto, el envase y el packaging, el flete y los impuestos con lo que está gravado cada tramo del proceso, es decir el valor agregado. Si consideramos solamente el precio de la materia prima, esas retenciones representan alrededor del 35% de su valor. 

-Es evidente que, en general, las medidas vigentes desconocen las particularidades de las producciones regionales…
En realidad, nos hace falta una política acorde con las necesidades de la economía regional. Aclaro que ninguno de los gobiernos anteriores se ocupó de este tema y esperamos ahora ser escuchados.  Para seguir trabajando, necesitamos condiciones que nos permitan tener una rentabilidad razonable. Esas condiciones no están dadas, y todo indica que el escenario será todavía más adverso. Por eso queremos que se nos escuche, para que las medidas surjan del consenso entre el Gobierno y el sector privado. 

-¿Cómo debería estructurarse ese ámbito de consenso?
El sector de la fruta fresca quizás va un paso adelante porque logró que el Gobierno nacional dispusiera crear el Observatorio Frutícola Integral, con participación de los Ministerios de Economía y de Agricultura y de la Secretaría de Agricultura de la Nación y el sector privado de la producción primaria y de la cadena de procesamiento, de Río Negro, Neuquén y Mendoza. 

Ese estudio permitió corroborar que el margen de pérdida es muy importante… Esta fue una buena señal de incipiente involucramiento con los problemas de las economías regionales aunque no se hayan podido resolver integralmente. En Mendoza, la Universidad Nacional de Cuyo hizo un estudio del sector olivícola; y los resultados (dicho sea de paso) van en el mismo sentido: hoy, los costos locales de producción de aceituna en conserva y aceite de oliva, están muy por encima de los precios en el mercado internacional.

-¿Es posible hacer estudios similares sobre otras actividades?
Claro que es posible. Eso pasa con el estudio encargado a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo que está determinando que los costos locales de producción de aceitunas y aceite de oliva están muy por encima de los precios internacionales.  

-¿Qué elementos debería tener una política orientada a las economías regionales?
Hay varios planos que atender, considerando su diversidad e inclusive las particularidades de cada sector, aunque los problemas de fondo son comunes a todos. Se deberá reconsiderar todo el tema tributario para las economías regionales de modo que el Estado reciba lo necesario para atender a sus políticas sociales y de desarrollo, y los productores queden con una porción que les permita seguir creando empleo genuino y aportar a la renta nacional. 

En materia laboral, necesitamos un contrato específico para nuestros trabajos intensivos y eliminar los factores de conflictividad laboral; acortar drásticamente los plazos de reintegro de IVA a los exportadores; reimplantar la posibilidad de deducir del Impuesto a las Ganancias parte de la facturación por exportaciones, y la amortización acelerada de los bienes de capital. Junto con ello, flexibilizar las tarifas de energía y, en el ámbito provincial, hacer extensivo a las propiedades medianas (de 30, 50 o más hectáreas), el máximo beneficio previsto en las líneas de crédito del Fondo para la Transformación y el Crecimiento, equiparando el nivel de subsidio de las tasas de interés al que tienen las explotaciones más chicas. 

- ¿Por qué ponen tanto acento en la cuestión laboral?
Es muy simple: los salarios,  sumados a las contribuciones de la seguridad social, representan la mitad -o más- del costo de nuestras producciones. De ninguna manera se plantea disminuirlos, pero tenemos un 50% de costo adicional, en concepto de aportes y contribuciones. Debe quedar claro que el empleador rural, en esta zona, distribuye más del 50% de sus ingresos sólo en salarios. Esto transforma al productor en actor social muy importante, casi se podría decir que imprescindible, particularmente en los pueblos del interior. Queremos preservar las fuentes de empleo y la dignidad del trabajo agrario, pero para ello necesitamos la ayuda del  Estado, al menos facilitando las inversiones en infraestructura.

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