domingo, 16 de octubre de 2016

El olivo y la lluvia .....POESIA

El olivo y la lluvia
Al olivo le gusta escuchar mi voz.
 Al olivo centenario le gusta que le abrace.
 Siento sus profundos  latidos cuando mis brazos acarician sus arrugas, decorando su voluminoso  tronco y alimentando mi alma con su energía.
Como lustrosos racimos se desbordan las ramas, cargadas de aceitunas, como un rocío verde aún. 
Toco con las manos las hojas y los ovalados frutos. 
Y dos olivas se desprenden de sus ramas y tambaleantes caen  al suelo. 
Me arrodillo y miro a la inmensa bóveda del cielo, a través del cortinaje del plateado follaje. 
El celaje es ceniciento, opaco, aciago.
Nubes negras vacilan su carga, encapotando el cielo.
 Llueve en pocos minutos. 
Llueve sobre mi rostro. 
 Y sobre la añosa y cimbreante arquitectura del olivo. 
Sobre la tierra reseca, donde se hospedan las dos olivas solitarias. 
Las hinco en la tierra. 
Ahora ya mojada. 
Mis rodillas se hunden en el barro. 
Miro al cielo y río. 
Río cuanto puedo.
Con gozo extiendo los brazos en cruz y el olivo me imita. 
Y yo adoro al olivo, a la tierra y al cielo.
Y a las dos olivas solitarias, que escribieron sobre la empapada tierra la esperanza y la  ilusión de un viajero, como un cazador de instantes, sintiendo la necesidad de apresar la luz y la figura peregrina  del olivo.
Mi tierra es así.
El olivo y la lluvia
Luis Gispert

No hay comentarios:

Publicar un comentario