jueves, 17 de mayo de 2012

En agricultura El 70% de los costos de producción son mano de obra”


Agricultura en San Juan: “El 70% de los costos de producción son mano de obra”
Martes, 01 de Mayo de 2012 21:50
San Juan.- La mayoría de los productos que se cosechan en la provincia requieren de una mano de obra intensiva, lo que eleva muchísimo los costos de producción. Los bajos precios finales de los productos y las condiciones de comercialización apuntan a la necesidad de tecnificar el agro.
L
a  actividad en el campo sin dudas ha tenido uno de los peores años que se recuerde en las últimas 15 temporadas. A los problemas de mercado con bajos precios se le tiene que sumar los inconvenientes que produjo el clima en la mayoría de los cultivos de la provincia.
Diario El Zonda publicó en ediciones pasadas una proyección sobre los problemas que habían tenido en especial la olivicultura y la vitivinicultura, donde las pérdidas millonarias en kilos de los productos dejó, en muchos casos, a productores en la ruina.
Lo cierto es que toda crisis siempre representa algún tipo de salida y en esto se trabaja en el campo. “El hombre de campo local está muy capacitado y siempre está receptivo a las posibilidades que se le plantean”, explica el director del INTA- Instituto Nacional de Tercnología Agropecuaria- San Juan, el ingeniero Omar Miranda. Si bien reconoce que la coyuntura productiva ha sido muy crítica, donde el olivo y la vid han tenido grandes perdidas,  también hace su análisis sobre productos como el tomate, la cebolla y el ajo, que también tienen un peso específico en la economía provincial.
El ingeniero Miranda hace sus proyecciones sobre la base económica y la necesidad de darle mayor productividad a los cultivos. “Uno de los principales problemas que tenemos es el aumento en la mano de obra. Subió muchísimo y los precios finales de los productos no repercuten en la estructura final como un beneficio”, explica.
Las estimaciones indican que alrededor del 70 por ciento de los costos de producción en el agro de la provincia están representados por la mano de obra.
Por ello, reconoce que se tiene que hacer una eficientización de los costos, pero, para ello se debe tomar como parámetro un nuevo paradigma en la producción agraria y a esto se le tiene que sumar tecnificación en la cosecha y mejores condiciones en la utilización del agua para riego. “Es la única forma de bajar los costos”, dijo el ingeniero.
Sin embargo, aclara que “cuando se hace un análisis de costos se tiene que realizar no sobre el presente, sino por cuánto será el ahorro que se tendrá en el tiempo”. Es que de hecho, si se compra una cosechadora para la presente temporada es un alto costo que tiene que afrontarse y repercutirá en los números de manera negativa inmediatamente. Sin embargo, si la inversión se toma como se debe y se analiza el periodo de amortización de la inversión y los beneficios que obtendrá durante la vida útil, los parámetros cambian.
De todos modos, la agricultura sanjuanina y el campo en general se tienen que enfrentar a una nueva forma de ver las cosas. Un buen ejemplo de ello fue Tomate 2000 (ver nota abajo).
De acuerdo con Miranda, “los productores van entendiendo la necesidad de la automatización o la tecnificación. El problema que tienen es que deben enfrentarse a la caída de la producción por unos años hasta que se inicie el nuevo sistema productivo”. Esto implica que tienen que reemplazarse cultivos para poder operarlos con tecnología. Hoy no se puede utilizar cosechadoras tanto en la vid como en los olivares, pues los sistemas de conducción -elementos que lo determinan dentro de un espacio, distancia entre plantas, soportes, etc.- no son aptos para introducir una cosechadora.
“Hasta ahora las máquinas que existen son bastante rígidas. Nosotros estamos con una experiencia piloto en lo que es cosecha mecánica bajo parral, pero tenemos que determinar cuáles serán los resultados”, explicó el titular del INTA -Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.

Tomate 2000: tecnología y unión de la cadena
A la hora de valorar lo que hizo un sector determinado en San Juan, el ingeniero Miranda tomó como ejemplo lo ocurrido con Tomate 2000. En medio de una crisis terminal, los productores de tomate para industria se reunieron a finales de los años 90 e iniciaron un nuevo proceso y una concepción diferente del cultivo. Así nace el proyecto Tomate 2000.
Al momento de iniciar con la unión, estos productores comenzaron con rindes -cantidad de kilos de tomates por hectárea- de unos 40 mil kilogramos por hectárea y hoy tienen variedades de altísima productividad que rondan los 100 mil kilogramos por hectárea-. “Si bien los costos siempre se incrementan, podés especular con la cantidad de kilos marginales que se produce por cada hectárea”, explica el ingeniero Miranda. El tema es que los productores de tomates para industria se unieron con sus industriales y produjeron una estrategia productiva donde la materia prima se convirtió en un commoditie. “A un commoditie no lo podés cortar a mano. Es igual que si corto el trigo con la mano, los números no cierran”, manifiesta el especialista.
Por ello consiguieron una importante tecnificación de los cultivos, tanto en la cosecha como el riego y con ello se disminuyó notablemente la mano de obra.
“El tema es que en este tipo de cultivos es más fácil adaptarse ya que no hay que mover grandes estructuras”, dijo Miranda.
De todos modos, el sector es un ejemplo a la hora de eficientizar producción y costos.
Cambio de concepción: La necesidad de producir mayor volumen
San Juan tiene  condiciones para producir mayor volumen en los cultivos. El mejor ejemplo de ellos se da en la vitivinicultura donde se notan que las uvas locales son de mayor productividad que las mendocinas. “Una de las formas de conseguir achicar los costos es tener mayor productividad. Para ello tienen que adoptarse varietales de alta productividad que lleven a conseguir más valor como es el caso del mosto”, explica Omar Miranda, director del INTA San Juan.
En ese sentido, explica que hoy hay plantaciones que producen unos 25 mil kilos por hectárea y pueden llegar a 40 mil kilos. “Se tienen que optimizar los sistemas de producción y con ello también se obtiene una mejor rentabilidad”, explica el profesional.
Para la olivicultura, una de las opciones que se debe considerar es aumentar la densidad de plantas por hectáreas. “Pero esto implica todo un proceso de planificación del cultivo. No se puede poner una planta porque sí, se tiene que saber que luego se podrá cosechar mecánicamente”, explica el ingeniero Miranda. De todos modos, reconoce que en los últimos años se ha producido un avance en este sentido, pero ha tenido muchos problemas de continuidad por los problemas de precio y sobrestock a nivel internacional de los aceites de oliva.
Para el caso de ajos y cebollas, cultivos complejos que dependen de variables tanto económicas como climáticas, se tiene que analizar con cuidado antes de emitir algún tipo de opinión. Sin embargo, los productores optan por el manejo de varietales y las primicias -productos que cosechan  más temprano-.

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